VIOLACION
Una mujer se atrevió a hacer la denuncia, y otra... y otra más.
Y así, se alzaron miles de voces.
Ya son las dos de la madrugada y él aún no llega, espero que no venga ebrio pero es difícil porque mañana es
sábado, dormirá hasta el mediodía.
Cerraré los ojos y tal vez logre conciliar el sueño, la casa está silenciosa con los niños durmiendo, el televisor
apagado, sin ruidos externos, todo quieto...
Me sobresalto al escuchar el sonido de la llave al ser insertada en la cerradura, no sé si hacerme la dormida o
sentarme en la cama, da lo mismo, me haré la dormida.
Lo intuyo ebrio por el peso de sus pasos al dirigirse al baño, a veces quisiera que lo estuviera más para que se
acueste y se duerma inmediatamente, mi corazón late más de prisa.
Se saca la ropa y sin mirarlo sé como la deja sobre la silla, son muchos años de convivencia, lo conozco sin verlo, sé
qué hace y cómo lo hace sin siquiera estar en la misma habitación que él.
Se acuesta al lado mío, se acerca, me abraza, me doy vuelta para estar de frente, para que adivine que no quiero
estar de espalda, si lograra sensibilizarlo qué distinto sería todo, pasaría por alto muchas de sus miserias.
Comienza la danza, me muestro bien dispuesta, cooperadora, para que sea todo rápido y me deje dormir, pero no es
así, en su confusa claridad no logra la erección, le digo que lo dejemos para mañana, no me contesta. Al ver sus ojos
tengo la impresión de que está drogado más que alcoholizado, con su cara de beodo lascivo me fuerza a que me dé
vuelta, forcejeo para liberarme, insiste, yo igual, me aprieta fuerte las caderas y me gira, pasa un brazo bajo mi
estómago obligándome a levantar las caderas, con la otra mano me hunde la cabeza en la almohada, él gana, ya no
es danza ¿Me odia?
Entierro mi cara en la almohada ahogando un grito de dolor al sentirme embestida y me transporto evadiendo la
realidad, ya no soy yo y no está él...pienso que Dios no existe porque si así fuera yo no estaría ahí, pienso en todas
las historias de amor que leí y nunca se escribió sobre esto, pienso qué hice mal para que cambiara tanto ese novio
enamorado, pienso en los afiches de las oficinas municipales que instan a denunciar al maltratador , pienso cómo
me manipula cuando me dice que mi rol es cuidar a los hijos y mantener la familia unida a costa de nuestra felicidad.
Termina...
Se acuesta a dormir, satisfecho, limpia su conciencia, en paz consigo mismo ¿Feliz?
Voy al baño y me miro al espejo, no me veo, debo pensar en cómo terminar con todo esto.
Regreso a la cama y me acuesto al lado de la única persona que odio ¿Cómo se denuncia al padre de nuestros
hijos? ¿Cómo demuestro mis heridas internas sin avergonzarme?
Debo matarlo sin resultar sospechosa, debo ser cautelosa. Los vecinos jamás han escuchado una pelea entre
nosotros, la familia nos considera un buen matrimonio, mis hijos...ellos no saben. Hace tiempo que estoy pensando
en envenenarlo, a esa idea le doy vueltas y vueltas, con insulina, con clorhidrato, todos los días un poco, el sueño
llega mientras analizo distintos tipos de liberación...
Suena el despertador, otro día comienza, inicio mi quehacer preparando desayunos, haciendo aseo, ordenando
ropas y pensando, pensando, callada, casi no hablo, pensando, sólo una idea en mi cabeza, no quiero que ningún
otro pensamiento me distraiga. ***